Como verán, los picantes que solemos disfrutar tienen relativamente bajos o moderados niveles de picor, así que el gusto por esta sustancia se puede entender como se entiende el gusto por ciertos disgustos.
En la psicología se ha encontrado que hay personas que disfrutan de ciertos padecimientos, por ejemplo, el miedo en el cine de terror, aventarse con un paracaídas o, en este caso, enchilarse. Lo que ocurre con estas personas es que disfrutan de actividades “benignamente masoquistas”. Ahora, no es cualquier cosa que nos provoque algún padecimiento a lo que se refiere el término “benigno”.
En un estudio publicado por la Society of Judgement and Decision Making, encontraron que los sujetos aceptan padecimientos justo por debajo del nivel “intolerante”, y entre más se acercan a ese nivel, más lo disfrutan.
En este tipo de actividades se suelen solapar las sensaciones de dolor y placer en nuestro cerebro. ¿Por qué se solapan? Pues en un estudio publicado en Plos One, se descubrió que la parte del cerebro que genera la sensación de placer (la corteza ventromedial prefrontal) es la misma que genera las sensaciones de dolor. Entonces, literalmente, cuando vean que alguien se dedica a enchilarse, no es que estén locos.
Simplemente están divirtiéndose con ese delicioso sufrimiento.
*CODIGOESPAGUETI