Tres pasos y preguntas para liderar con mayor inteligencia emocional.
Todavía existe un mito dominante, que sofoca el bienestar y el rendimiento. El mito es que las emociones no pertenecen al trabajo. Que los trabajadores pueden encender un interruptor y olvidar todo su miedo, alegría, tristeza y esperanza al prender su computadora. Este mito lleva a muchos a creer que los profesionales deben ser fríos y estoicos.
No solo tener sentimientos es parte del ser humano, sino que la ciencia muestra que cuando los compañeros de trabajo abandonan una presencia profesional ultrapulida, los que los rodean experimentan un aumento en la confianza, amabilidad, rendimiento y conexión. Divorciarnos de nuestras vidas personales no sólo es desafortunado, sino que también es malo para los negocios.
Por ese motivo la inteligencia emocional será el sello distintivo de los líderes y organizaciones más exitosos del futuro.
La capacidad de identificar y manejar las emociones personales y las de los demás será una habilidad ventajosa para los líderes, ya que las preocupaciones sobre la salud mental, la depresión y la soledad continúan aumentando en la fuerza laboral moderna.
Si los líderes no pueden sentirse cómodos al sumergirse en aguas emocionales, corren el riesgo de nunca resolver completamente los problemas de su equipo o clientes porque se requiere empatía, un pilar central de la inteligencia emocional, para resolver completamente los problemas. Como Bill Gates declaró en su discurso de graduación de la Universidad de Stanford en 2014: «Si tenemos optimismo pero no tenemos empatía, no importa cuánto dominemos los secretos de la ciencia. Realmente no estamos resolviendo problemas; solo estamos trabajando en rompecabezas».
Las emociones no son un problema a resolver, sino una tensión que manejar. Los líderes verdaderos manejan con éxito esa tensión diaria con inteligencia emocional.
Según Daniel Goleman, autor de Inteligencia emocional: por qué puede importar más que el coeficiente intelectual, la inteligencia emocional es un mejor predictor del éxito académico, el desempeño laboral y el éxito en la vida que el coeficiente intelectual de alguien (IQ). Y, a diferencia del coeficiente intelectual, las personas pueden aumentar su inteligencia emocional a lo largo de la vida. Aquí hay tres pasos para ser más emocionalmente inteligente.
1. Encuentra el equilibrio en el espectro emocional
Existe una línea entre compartir los sentimientos que generan confianza y compartir demasiado, lo que erosiona la confianza. El compartir demasiado puede socavar la influencia, provocar molestias en los demás y demostrar una falta de autoconciencia.
La mayoría de las personas dejan que sus emociones conduzcan el automóvil de su vida o de plano las bloquean. Ninguna de las dos opciones es ideal. Las emociones nos ayudan a navegar por el mundo. No deben conducir o estar bloqueadas, sino en el asiento del pasajero donde son visibles, incluidos y utilizados como guía.
La expresión emocional es un amplio espectro. En un extremo están los subemotivos, personas que prefieren solo los hechos o que tienen dificultades para acceder a sus sentimientos. En el otro extremo están los sobreemotivos, personas que constantemente comparten sus sentimientos. Ninguno de estos extremos es saludable. Aquellos que son propensos a compartir demasiado, considere la edición. Aquellos que son más reservados, buscan momentos para abrirse y ser más vulnerables o identificables.
La inteligencia emocional se trata de encontrar el equilibrio en este espectro. Reconoce y maneja los sentimientos sin ser controlado por ellos.
Consigue el equilibrio emocional adecuado con el intercambio selectivo. Ábrete sin dejar de priorizar la seguridad psicológica y la estabilidad tanto para ti como para los demás. El intercambio selectivo se puede lograr de las siguientes maneras:
- Marcar sentimientos: si un sentimiento no está relacionado con el trabajo o no está asociado con un individuo en particular, marque el sentimiento sin entrar en detalles diciéndole al individuo que está teniendo un día difícil y que no tiene nada que ver con el trabajo o con ellos.
- Necesita identificación: descubre la necesidad detrás de la emoción. Si una fecha límite inminente te hace sentir ansioso o preocupado, la necesidad detrás de la emoción podría ser pedirle a su equipo que establezca un plan que garantice que se cumpla la fecha límite.
2. Esforzarse por ser identificables en lugar de vulnerables
La inteligencia emocional parece estar inextricablemente vinculada a la vulnerabilidad. Aunque la vulnerabilidad puede ser una herramienta valiosa, con demasiada frecuencia, especialmente para los líderes, puede posicionar a alguien como débil y erosionar la confianza entre un equipo. Los líderes deberían en cambio esforzarse por ser identificables.
Por definición, ser relatable establece una relación social o comprensiva con los demás. Preguntándose a sí mismo «¿Soy identificable?» o «¿Cómo es estar al otro lado de mí?», te obligan a considerar las circunstancias de la persona con la que estás interactuando, lo que crea una oportunidad para empatizar.
Aquí hay dos maneras en que otros pueden relacionarse contigo como persona, no solo como profesional.
- Cuenta tu historia: reemplaza la presencia profesional pulida con historias relatables de incomodidad, dudas o deleite de una manera auténtica y al servicio de los demás. La gente escucha autobiográficamente a los narradores de cuentos, por lo que, cuando cuentas una historia personal, otros escuchan a través de la lente de su propia vida. Comparte dónde has estado, dónde estás y hacia dónde vas para ser más identificable.
- Pide escuchar una historia: la gente anhela ser vista, escuchada y pertenecer. Haz preguntas reflexivas y abiertas a las personas que les permitan responder en una historia. A menudo, las historias que pedimos escuchar son mucho mejores que las que contamos.
3. Escucha activamente para entender e identificar
El famoso empresario y autor Jim Rohn dijo: «Como líder, siempre debes comenzar por dónde están las personas antes de tratar de llevarlas a donde quieres que vayan». Con demasiada frecuencia, las personas escuchan la oportunidad de insertar sus comentarios, puntos o argumentos. En cambio, los líderes emocionalmente inteligentes escucharán activamente para comprender e identificar la emoción detrás de la historia o el comportamiento.
Aquí hay algunas frases para ayudar con la escucha activa:
- Dime más. Combate el impulso de insertar tu visión o consejo en una conversación y simplemente di “Cuéntame más”. Esto proporciona el margen necesario para que las personas continúen compartiendo y comunicando cómo se sienten.
- ¿Cómo llegamos aquí? Los negociadores experimentados del FBI no le dicen al culpable qué hacer o no hacer. Primero buscan comprensión preguntando: «¿Cómo llegamos aquí?» Esta pregunta es útil para evocar una historia o más contexto sobre la situación actual.
- ¿Qué te impulsa a trabajar todos los días? Esta es una pregunta útil para explorar con todo un equipo. Responder esto establecerá confianza.
¿Son desordenadas las emociones? Sí. ¿Son las emociones ineludibles? Sí. La elección de esconderlas debajo de la alfombra o de dirigirlos hacia el éxito depende de los líderes.