«¿No me estás oyendo, verdad?», te reclaman toooodo el tiempo. Para que ya no estés en la baba, debes entrenar tu oído.
A todos nos ha pasado alguna vez… en medio de una conversación, se nos van las cabras al monte y ya no supimos qué contestar cuando la otra persona pregunta, “¿cómo ves?” o “¿qué opinas?”. Esto es lo que debes hacer:
1. Pon atención
Escuchar con empatía significa tres cosas. Consumir la información: reconocer las señales verbales y no verbales que el otro está emitiendo. Procesamiento: cuando le das sentido a lo que el otro dijo. Respuesta: validar lo que el otro dijo. Eso no significa que estés de acuerdo, solo que lo escuchaste y entendiste.
3. Las emociones son las peores amigas de la atención
Porque te pones a buscar evidencia en el cerebro para comprobar que tú tienes la razón y te pierdes en la conversación. Lo ideal: si vas a divagar por enojo, mejor piensa por qué tú podrías estar mal. Así detienes la emoción negativa.
4. Cuando alguien se esté desahogando, la mejor forma de escuchar y retroalimentar es haciendo preguntas
Si tratas de resolver el problema, te dirán “no, solo escucha” y si te quedas callado, sentirán que no estás oyendo. Pregunta cosas como: ¿qué es lo que más te hace enojar?, o, ¿qué es lo que en realidad te preocupa? Así llegarán ellos mismos a la raíz del problema.
5. El asunto más grave es que pensamos más rápido de lo que hablamos
Decimos alrededor de 125 palabras por minuto y podríamos retener 200. Dale a tu cerebro algo más que hacer mientras escucha para que no se distraiga: resalta lo importante, fíjate en el lenguaje no verbal, imagina qué no estarán diciendo por conveniencia o analiza la información.
No puedes entrenar a todas las personas para que hablen mejor, pro sí te puedes hacer mejor escuchando.