Muy mal, ¡eso está muy mal!
Sus dos mascotas piensan que hace falta más color en su vida y deciden trazar un plan para solucionar el problema. Para esto, uno decide comer gis de colores y defecar “un precioso arcoiris”.
El único defecto en el plan fue que su hermano decidió comerse la obra de arte.
Vamos a hacer las cosas más dramáticas: el canino está muy preocupado por sus problemas de alcoholismo y no halla una mejor manera de ponerles un alto. Por eso decide destruir todas las botellas que encuentra, a pesar de que eso le haga sentir mucha culpa.
“Todo es por tu bien, amigo mío…”
También pueden ocurrir “accidentes”. Como el que sufrió este muchacho, que sin querer se echó al plato un tarro de vaselina y ahora debe caminar por la casa con un pañal. Sobra decir que todo lo que entra, tiene que salir, ¿verdad?
Obviamente hay crímenes más grandes que otros. Este no es tan malo, ya que tan sólo ha estado arrancando la nariz de unos peluches. Lo chistoso es la expresión en el rostro de este cuate, que parece la de alguien que se arrepiente pero no tanto…
Miren a este muchacho que se quedó atrapado en el baño después de ponerse a comer pañales. No supo abrir la puerta y tuvo que salir como pudo, así que construyó una entrada especial para perros.
VÍA* sopitas