El calentamiento o enfriamiento de nuestros hogares consumen 36% de la energía mundial. Las viviendas eficientes se mantienen frías cuando afuera hace calor, y calientes cuando hace frío, no es por arte de magia, pero si por el uso adecuado de aislantes.
Aún en nuestra vivienda actual podemos hacer modificaciones que nos ayuden a reducir nuestro consumo energético y de esa manera, no sólo hacer algo bueno por el ambiente, también por nuestra economía.
Aisla tu hogar. Añade aislamiento nuevo o adicional a tus techos, ático y paredes, junto con usar sellador o impermeabilizante para asegurarte de que las puertas y ventanas estén selladas apropiadamente, evitarán las corrientes frías y fugas de aire para mantener el aire caliente adentro durante el invierno.
Renueva tus ventanas. Éstas son una gran fuente de pérdida de calor en un hogar, reemplaza los marcos de aluminio, instala paneles múltiples y tiñe tus ventanas.
Reemplaza los aparatos viejos. Los aparatos viejos son menos energéticamente eficientes que los nuevos modelos. Reemplaza esa vieja «chatarra» en tu casa con aparatos ahorradores de energía.
Usa tus aparatos eficientemente. Estudia el manual de operación de cada aparato para que estés familiarizado con los métodos apropiados de operación. Luego, sé consciente de cómo usas los otros aparatos.
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