Algunos estudios revelan que aunque esta práctica que muchos –espero que ustedes no– ven como algo normal y hasta graciosillo, no es tan inofensivo como creemos, pues puede resultar bastante perjudicial para la salud a menor y mayor escala.
Pero ¿de qué forma? En un video bastante sencillo, la Asociación Estadounidense de Química explica que, fluidos corporales como el sudor o la orina, en conjunto con el cloro que se utiliza para mantener limpia el agua de la alberca pueden producir unas reacciones que se denominan como “subproductos de desinfección” (DPB, por sus siglas en inglés).
Esta reacción es la responsable de que nuestros ojos terminen irritados después de nadar en la alberca, la gravedad depende del tiempo y de la sensibilidad de cada uno de nosotros. Pero esta reacción también está vinculada con otros problemas de mayor gravedad, como el asma, especialmente en personas que frecuentan piscinas muy seguido, como los deportistas, por ejemplo.
Además es algo bastante asqueroso ¿no lo creen? Si quieren conocer más al respecto, pueden ver el video a continuación:
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