La falta de descanso nocturno a causa de la apnea del sueño puede provocar un cuadro de ansiedad y/o depresión, afirmó el encargado de la Clínica del Sueño del IMSS en Jalisco, Daniel Hernández Gordillo.
El experto del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) afirmó que hay una relación bidireccional entre los trastornos del sueño y la depresión y la ansiedad. Por ello, se aplicó un cuestionario estandarizado a pacientes y se encontró que en el 50 por ciento de los casos de apnea coexistían cuadros depresivos y/o ansiosos.
“Hay una teoría respecto al mecanismo dormir mal y estar tristes: cuando nuestro sueño es continuo, ininterrumpido y de forma sana, en las diversas fases del descanso se liberan hormonas como el cortisol que ayudan a controlar el estrés durante el día. En los pacientes deprimidos esta sustancia está baja”, dijo.
El patrón de cortisol en los pacientes con apnea obstructiva del sueño también está bajo, explicó, de ahí la relación entre patologías. En el caso del insomnio generalmente el paciente deja de dormir porque padece los síntomas previos de ansiedad o depresión.
Calificó a la apnea del sueño como un verdadero problema de salud pública, ya que afecta a unas 100 millones de personas en el mundo, de las cuales el 80 por ciento no está diagnosticado.
“Es más frecuente en varones con más de 40 años de edad y con factores de riesgo adyacentes, como la obesidad, la hipertensión y el hipotiroidismo”, resaltó el especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Recalcó que en ambos casos, tanto de la apnea causante de ansiedad y/o depresión, como del insomnio ocasionado por afecciones emotivas, existen tratamientos efectivos. En el primer caso el CPAP, un pequeño ventilador que elimina la obstrucción; en el segundo caso el diagnóstico psiquiátrico que atenúe problemas del sistema nervioso con medicamento.
“Dormir bien regulariza la presencia de cortisol y el paciente descansa, despierta feliz”, aseveró Hernández Gordillo.
Recordó que los síntomas frecuentes de la apnea del sueño son el ronquido, el bloqueo de la respiración detectado por algún familiar durante la noche y mucho cansancio durante el día. La persona puede estar “irritable, poco tolerante, triste, puede llegar a llorar”. Las consecuencias a mediano y largo plazo de la apnea del sueño son diversas. Se dan a nivel neurológico, metabólico y afectivo.
Los pacientes funcionan bien durante algunos años, pero entre más tiempo transcurra mayor riesgo de alteraciones crónicas en lípidos, glucosa, presión arterial, e incluso de infarto, evento vascular-cerebral o accidentes viales por la falta de concentración, dijo. Para ser derivados a la Clínica del Sueño por el médico familiar, los pacientes deben identificar factores genéticos.
Por lo general, en la obstrucción el diámetro genético del cuello está aumentado, este es un factor importante, pero si esta característica anatómica no existe y el paciente presenta apnea, se requiere una valoración médica especializada. En el caso del insomnio deben descartarse problemas asociados a la salud mental y si a pesar de ello el problema persiste, también hay que enviar al paciente a un tercer nivel de atención.
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