Cuando Dave Reynolds se lastimó en el baño una noche, decidió que nadie debería pasar por la misma experiencia. Es por eso que inventó el primer inodoro que brilla en la oscuridad, que puede ser fácilmente distinguido y utilizado cuando la luz está apagada. Gracias a esta creación ya no hay que tantear la perilla de las lámparas o tropezar en el camino.
“Esto elimina el problema de no saber dónde estás o dónde estás yendo. Puede ayudar desde a un abuelo hasta a un chico”, cuenta el hombre, un empleado norteamericano de Virgin Records.
La idea se le ocurrió luego de haber sufrido una caída en el año 2012 y recuerda que el accidente ocurrió cuando quiso ir al baño una noche. Cuando despertó, amaneció dolorido y con moretones, pero cuando se lo contó a su familia todos se rieron.
Al día siguiente llamó a Tom Fittler, un amigo del colegio, y juntos idearon el inodoro que brilla. El dúo decidió que el objeto no iluminaría toda la habitación, sino que crearía un punto central al que todos puedan visibilizar fácilmente y así llegar a salvo.
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