La identidad de género es la convicción que tenemos para comportarnos de acuerdo a lo establecido socialmente: femenino o masculino. Suele coincidir con el sexo biológico, que distingue entre hombres y mujeres. En el caso de las personas transexuales, la situación es diferente.
Aún se desconoce el origen de la transexualidad, pero algunos investigadores sugieren que podría deberse a ciertos factores prenatales.
Pensamos que las hormonas del feto no hacen su trabajo en algunas áreas del cerebro que regulan la conducta sexual, básicamente en el hipotálamo, de donde surge la glándula hipófisis o pituitaria, encargada de la producción de hormonas de casi todo el cuerpo, de la función sexual y reproductora, entre otras funciones”, explica Rafael Salín-Pascual, coordinador de la Clínica de la Diversidad Sexual de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Afirma que no se trata de una enfermedad, ni un padecimiento hereditario o voluntario. Muchas veces los padres quieren forzar la identidad de género de los hijos o piensan que está enfermo y tratan de buscar soluciones para curarlo. La transexualidad es una expresión de la diversidad sexual humana.
Por ello, y para lograr mejores condiciones de vida, el proceso de transformación de hombre a mujer o viceversa, mediante tratamientos hormonales y cirugía de cambio de sexo, va acompañada de la salud mental, de manera que la persona pueda asumir su identidad de género en concordancia con su cuerpo.
*SALUD180
