Oimiakón, una localidad rusa situada al noreste de la república de Sajá, en el este de Siberia, en Rusia, amanecieron esta semana con 62 grados bajo cero; a pesar de ello, los habitantes salieron a la calle y continuaron su rutina diaria ya que no es la primera vez que se exponen a estas temperaturas.
Los inviernos son muy duros en esta región, donde se registra una temperatura habitual de 50 grados bajo cero. De hecho, la oficina de turismo de Oimiakón aprovecha sus bajas temperaturas para promover su pueblo como «el más frío del mundo», un destino ideal para los aventureros dispuestos a vivir en condiciones extremas.
Debido a las bajas temperaturas, la región suspendió las clases de los niños cada vez que el termómetro el mercurio baja de los 54 grados bajo cero.
A partir de los 58 grados bajo cero, cualquier parte de la piel expuesta al frío se congela rápidamente. Por esa misma razón, cuando la temperatura baja de esta cifra, los más jóvenes no tienen que acudir a la escuela. Aunado a ello, cuando el termómetro rebasa los 60 grados bajo cero, no se puede respirar si no es cubriéndose la cara.
No obstante, dado que están habituados a estas temperaturas, los habitantes han estado preparados a lo largo de este domingo y pueden salir a la calle sin ningún problema.
La temperatura más baja registrada en Oimiakón se registró el 26 de enero de 1926, cuando la localidad rusa se levantó a 71.2 grados bajo cero, la temperatura más baja jamás alcanzada en el hemisferio norte. Por lo tanto, los habitantes de esta localidad seguirán con su rutina diaria esta semana a pesar de temperaturas por debajo de los 40 grados bajo cero.
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