Iniciar una actividad física es siempre una buena decisión, no solamente por los grandes beneficios que aporta a tu salud sino porque también ayuda a despejar tu mente y estar de mejor ánimo. Pero tan importante como mantener una rutina de ejercicios es también una buena alimentación que te brinde los nutrientes necesarios a la hora de ponerte en movimiento.
Ten en cuenta que si en tu rutina realizás trabajos de musculación o una sesión que incluya fuerza y/o potencia, debes consumir alimentos ricos en proteínas (jamón, carnes magras, aves, pescados, legumbres, frutos secos o huevos). En cambio, si realizas ejercicios aeróbicos como por ejemplo correr, andar en bicicleta, patinar o nadar, no deben faltar los carbohidratos de asimilación lenta o media (cereales, pan integral, galletas integrales, granola, pastas o arroz) .
Si practicás deporte por la mañana y acostumbras a tomar un desayuno completo, debés hacerlo por lo menos dos horas antes no solo para evitar sentirte pesada o tener problemas de digestión, sino también para aprovechar la energía que aportan los alimentos.
Si no cuentas con tiempo suficiente para levantarte tan temprano para desayunar, evita hacer deporte en ayunas. Puedes optar por un snack liviano compuesto por una fruta y un café, un yogur con cereales o un jugo sin azúcar con una tostada de pan integral. Si tu horario de entrenamiento es a media tarde, tu almuerzo debe ser bajo en grasas y de fácil digestión. En cambio, si te ejercitas al atardecer, toma tu merienda un par de horas antes para poder obtener resultados óptimos.
*periodismo