Poco nos enseñan en la vida sobre decir adiós, a pesar de que puede ser una de las acciones más empáticas y sanas que puedes tener hacia una persona o una situación. Te contamos más de esto.
Gran parte de nuestras vidas nos enseñan que las cosas tienen que ser eternas. Sin embargo, a pesar de que esta idea de cuento de hadas podría parecer muy atractiva y romántica (además de que puede ser una zona comodísima), lo cierto es que cuando por fin te atreves a decir adiós a personas, cosas o situaciones, el siguiente paso puede ser más interesante que caótico: el descubrir nuevos mundos.
Hay muchas más lecciones por aprender cuando se dice adiós, que cuando se vive en la eternidad. Se nos muestra que terminar una relación es un fracaso, que abandonar un hogar es casi una traición o que mover cualquier atisbo de estabilidad puede ser catastrófico… Sin embargo, aunque venga acompañado de dolor e incertidumbre, decir adiós puede darte más lecciones y nuevas experiencias, que quedarte en la ‘seguridad’ de lo estático. Pero la pregunta que queda es, ¿cómo saber cuándo decir adiós?
Todo el tiempo estamos cambiando. No se nada en el mismo río dos veces, y definitivamente no somos las mismas personas de un día para otro, (¿sabías que cada siete años cambiamos por completo de piel? De cierta manera, no somos ni el mismo cuerpo).
Y aún así, con el concepto del cambio siempre acompañándonos, es increíble el miedo que tenemos al movimiento, a decir adiós a todo aquello que nos mantiene sobre tierra. ¿Pero cuándo decir adiós? Aprender a detectar esos momentos puede ser crucial para crecer y evolucionar.
DECIR ADIÓS CUANDO YA NO ERES TÚ MISMA
¿Te ha pasado que en una relación sientes que estás más callada? ¿Que ya no eres tan abierta en las conversaciones o tan apasionada con las cosas que te gustan? Así es, estas son las banderas para moverte. Cuando tú ya no eres tú misma en una relación amorosa o incluso una amistad o en un lugar, es un buen indicador para tomar una nueva dirección. ¡Y no hagas caso a lo que siempre nos dicen! Decir adiós no es abandonar, no es traicionar, no es algo negativo. Al contrario, ¿cuántas relaciones te hubiera gustado terminar en el momento correcto? ¿Cuántas amistades hubieran quedado en un buen lugar si no se hubieran llevado al extremo? La eternidad no tiene sentido cuando sabes que eres mortal, y a veces decir adiós, no sólo significa avanzar para ti, sino también para los demás.
DECIR ADIÓS, PERO TAMBIÉN AGRADECER
Decir adiós también se toma como algo negativo porque se piensa que es cortar absolutamente todo y no mirar atrás. Sin embargo, recordemos bien que todo está en los detalles y las maneras: puedes despedirte de alguien, pero agradecer lo que te enseñó. Puedes irte de un lugar, y agradecer las cosas que te dejó. Puedes enfrentar un duelo de una manera empática para ti, y con una línea amorosa, sin caer en rencores ni emociones que nublen tu mente: habrá dolor y tristeza, sí, pero también hay espacio para el amor, el agradecimiento y también para el perdón.
Así, dejemos atrás la idea de que irse de un lugar, despedirse de una persona o decir adiós a algún momento (hermoso o caótico) es algo negativo. Toma lo que te ayude en el camino, lo que te acompañará para siempre, da gracias y avanza. Recuerda: decir adiós es crecer.