«Un dirigente auténtico posee un profundo sentido de la justicia». ¿Cómo puedes convertirte en uno? Sigue al pie de la letra estos lineamientos.
De acuerdo con una encuesta realizada por OCCMundial, 60 por ciento de los profesionistas considera que el liderazgo es el principal atributo de sus superiores.
Es cierto, el liderazgo es la habilidad gerencial o directiva por excelencia, y consiste en tener la capacidad de influir en la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, logrando que el trabajo se lleve a cabo con entusiasmo y se enfoque en el logro de metas y objetivos.
Así pues, un líder es mucho más que un jefe: es una persona que tiene la capacidad de tomar decisiones acertadas y oportunas para dirigir un grupo de trabajo e inspirarlo a alcanzar una meta común; es una persona capaz de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar para lograr los objetivos de negocio de un área o una compañía.
Sin embargo, no todos los líderes nacen siéndolo: muchos se forman en el camino. Puedes trabajar en convertirte en uno si sigues estos 10 secretos:
1. Dominar tu área. Éste es, por supuesto, el primer requisito: un líder DEBE ser un experto en su campo. Debe tener experiencia suficiente para hacer proyecciones y enfrentar crisis, así como para compartir su conocimiento con otros.
2. Confiar en ti mismo. Un líder conoce a la perfección sus talentos, pero también está consciente de sus limitaciones. Por ende, es capaz de tomar decisiones importantes sin titubear.
3. Ser íntegro. Un dirigente auténtico posee un profundo sentido de la justicia. Es coherente en sus pensamientos y acciones, y trata a las personas que le rodean con respeto.
4. Ser flexible. La rigidez no puede formar parte de su forma de ser y trabajar. Por el contrario, un líder debe ser flexible para modificar la forma de trabajo y las estrategias cuando sea necesario.
5. Asumir tu responsabilidad. Todo líder genuino sabe asumir las consecuencias, ya sean positivas o negativas, de sus acciones. Asimismo, deja a un lado el orgullo para disculparse cuando es necesario.
6. Compartir responsabilidades y logros. Los buenos líderes saben que delegar responsabilidades no representa una amenaza para ellos. Por el contrario, saben que es importante empoderar a sus empleados y celebrar los éxitos en conjunto.
7. Ser empático. Es decir, generar una conexión con los miembros del equipo, atender sus necesidades y ofrecer soluciones a sus peticiones.
8. Ofrecer retroalimentación. Apuntar los errores y aciertos de su equipo de trabajo, siempre de manera respetuosa y cordial. Estar también dispuesto a escuchar las observaciones de otros.
9. Priorizar la comunicación. Reconocer el trabajo de los demás y ofrecer oportunidades de crecimiento a tus subalternos.
10. Planear. Tener la capacidad de armar un plan y establecer estrategias para alcanzar los objetivos.