¿Cómo será nuestra CASA después del COVID-19?

Estar en casa nos hace tomar conciencia del espacio doméstico, de sus virtudes y sus carencias. Dos expertas nos cuentan cómo después del COVID-19 cambiarán nuestros criterios de interiorismo y mejorarán nuestros espacios.

 

Las medidas de confinamiento adoptadas contra el COVID-19 pronto generaron el hastag #YoMeQuedoEnCasa, un proceso nuevo que estamos viviendo en el que nuestra casa se convierte en el espacio vital para todo: vida familiar, social (por videollamadas o teléfono), laboral y ocio conviven en un mismo lugar, con un mismo interiorismo y decoración. El espacio doméstico, inevitablemente se reconfigura, se adapta a las nuevas necesidades y empezamos a tomar conciencia de lo que nos gusta y lo que no, lo que es práctico, lo que nos falta y lo que queremos cambiar. Nuestra relación con la casa y con nuestra manera de habitar los espacios se está modificando, tal y como apuntan Belén Moneo y Paloma Cañizares, dos expertas arquitectas a las que hemos querido preguntar cómo todo esto reconfigurará nuestras viviendas y espacios domésticos. «Todo esto revierte en la mejora del espacio doméstico, porque al estar tanto tiempo te das cuenta de las carencias. Cuando volvamos a la normalidad tendremos en cuenta que esto de estar encerrados puede volver a pasar, así que, probablemente, querremos mejorar la vivienda. El interior se va a pensar desde el punto de esta experiencia, que nos va a permitir mejorar y tener otros criterios», comenta Cañizares.

Espacios polivalentes o especializados
«Los espacios van a tener que ser más polivalentes. Si los espacios son pequeños, más todavía. Es decir, si por ejemplo en un mismo espacio como un dormitorio tienes que trabajar o desarrollar actividades como hacer gimnasia, al final nos va a hacer buscar sacar el máximo partido. Va a obligar a multiplicar las funciones dentro del hogar y hacer espacios más versátiles«, explica Cañizares. Sobre esta versatilidad de los espacios, Moneo apunta la idea de estudiar nuestros rincones para especializarlos.

«Esto nos obliga a hacer un ejercicio de replaneamiento, como si se tratara de una ciudad, donde se pueden ir haciendo como distintas estaciones, cambiando conjuntos de elementos para ir pensando nuevos subespacios». Pone el ejemplo del estilo arquitectónico de Luis Barragán, «que solo con biombos y mobiliario, va escondiendo pequeños ambientes que podrían ser de trabajo, de descanso o de ocio, dentro de espacios más grandes». Para esta arquitecta, lo positivo es también la especialización de cada espacio. «Buscar para qué sirve cada rincón, cuál es el mejor para trabajar, el mejor para descansar o el mejor para hacer ejercicio. Y así cambiar de modo o actividad sin invadir un mismo espacio con todas las actividades a la vez», comenta.

Instalaciones e iluminación
La idea de confort la vamos a pensar con más detalle pensando mucho en la calidad, en opinión de Cañizares. «Al final, si en las viviendas se pasa mucho tiempo se va a querer invertir en que las instalaciones sean las mejores para poder desarrollar todas las actividades. Ahora nos damos cuenta de lo importante que es tener una buena extracción en la cocina, unas renovaciones de aire correctas, etc. Se hará hincapié en el buen uso de las instalaciones y la calidad de ellas. A más tiempo que pases en un espacio, más cuidado tienes que tener con los sistemas que lo acondicionan».

La importancia de la luz natural es algo que para Moneo se pone en primer plano también durante esta experiencia de confinamiento. «Igual antes no pasábamos tanto tiempo en casa, nos íbamos los fines de semana fuera o salíamos a la calle. Tener ahora un balcón o una buena vista se va a revalorizar». Pero no solo la luz del afuera, también la que tenemos dentro se convierte en un elemento clave para la arquitecta. «Vamos a aprender a iluminar. A generar diferentes ambientes colocando puntos de iluminación bajos, no generales. Y con ello podemos crear diferentes escenas para cada momento del día y cada actividad», asegura Moneo.

La naturaleza en casa y el buen diseño
«Hay muchas cualidades que son difíciles de poner sobre papel proque tiene que ver con las proporciones, los materiales arquitectónicos, la acústica, la altura de los techos… Todos estos elementos generan una experiencia sensorial. Vamos a buscar más lo reconfortante, tanto en la arquitectura como en el buen diseño, sin importar si el espacio es grande o pequeño», explica Moneo. Otro elemento que se va a poner en primer plano para esta arquitecta es la importancia de la naturaleza, tanto en las ciudades como en casa. «Poder ver árboles desde la ventana es muy importante y creo que eso puede hacer que la gente busque sitios con más contacto con la naturaleza. Y, si no, siempre existirá la posibilidad de crear un jardín interior», nos comenta.

Dinámicos y atrevidos
Lo positivo para ambas expertas que tendremos más conciencia y más ánimo de redecorar y considerar nuestras casas más moldeables y menos estáticas. «Todo el mundo ha tenido una experiencia de esta situación y todo el mundo va a saber cómo la mejoraría si vuelve a ocurrir. Van a cambiar los criterios cuando la gente se haga un proyecto. A la hora de hacernos una casa, por ejemplo, creo que la gente va a tener más criterio, y más conciencia, tanto a nivel de arquitectura como de interiorismo, vamos a ser más creativos también», señala Cañizares. «Es una oportunidad para aprender a mejorar lo que tenemos con lo que hay, cambiar los muebles de sitio, probar diferentes posibilidades e, incluso, considerar la decoración por temporadas, explorar y experimentar con los elementos que hay en la casa y jugar con los cambios en diferentes momentos del año», señala.

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