Los niños malcriados a los que no se les da gusto con ningún regalo
Sí. En algún momento de nuestra vida fuimos este tipo de personas, pero por suerte crecimos y ahora queremos evitarlos a toda costa. Y es que es muy molesto tener que escucharlos toda la noche quejándose porque no les llegó la última espada de Star Wars o porque no recibieron en el intercambio lo que ellos esperaban, es decir: el juguete más caro e imposible de conseguir.
La tía preocupada por nuestra situación sentimental
Existen dos tipos de recordatorios de nuestra soltería durante la cena. El primero: las parejitas, ya saben, que toda la noche se la pasan dándose besitos y demostrándose lo mucho que se quieren. El segundo y que sí es un verdadero dolor de cabeza: la tía (o tío) que en lugar de preocuparse por la paz mundial u otro tema realmente importante, se preocupan por saber “para cuándo el novi@”, “para cuándo la boda” y “para cuándo los bebés”.
Los primos “rudos” que quieren tronar cohetes
A estos pubertos ya se les explicó una y otra vez que ¡no! No está padre quemar ollitas, palomas y ratoncitos. Pues, además de que la pólvora huele feo, los cohetes resultan peligrosos y un grave problema para el medio ambiente. ¿Nos hacen caso? Obviamente no.
Los familiares que nos obligan a rezar o a ir a misa
Ya no sabemos cómo decirles que eso de chutarnos rezos enormes no es lo nuestro. Miradas feas y caras de desaprobación son sólo algunas de las cosas que debemos soportar por no querer compartir sus rituales. Al final, terminamos escondidos en el baño para no ser llevados a la fuerza y después pasar la vergüenza de quedarnos dormidos en misa.
*SWAGGER