La primera ventaja de seguir la dieta GM es tu ahorro en la cesta de la compra. La lista de alimentos que puedes comer es tan ínfima que hasta el menú de tu hámster resulta más variado. Otra consecuencia positiva es que no se apilarán platos chorreando grasa en tu cocina. De hecho, en ocasiones no utilizarás ni recipiente para tus comidas. Una fruta y ¡a volar!
Si ni esto te frena, pasamos a desgranar este plan de adelgazamiento. El primer día desayunarás un vaso de agua y una manzana. ¿Que tienes hambre? Te espera el aperitivo de las doce: un bol de melón o sandía. Lo mismo que para comer y merendar. ¿Se te queda corto? No hay problema: bebes agua. Además, te esperará una cena para quitarse el sombrero: una rodaja de melón o una manzana.
El segundo y tercer día se reservan a los vegetales. Un menú que quita el sentido: una papa cocida, coliflor lechuga o brócoli. Todo hervido, por supuesto. Ni se te ocurra acudir a la mayonesa o a la mantequilla. Piensa que siempre te quedará el agua, tu cóctel particular. Llegamos al jueves tirando la casa por la ventana. Te prepararás una sopa de verduras y podrás comer hasta ocho plátanos de una sentada. Rematarás la faena con cuatro vasos de leche.
El viernes es otro de los días grandes de esta dieta insufrible: un poco de pollo o pescado y ¡seis tomates! La idea para el fin de semana es similar, incorporando arroz integral.
*CADENADIAL