Parte de la magia de tener veintitantos es que sientes que esa edad durará para siempre. Sales de fiesta sin pensar en el día siguiente, comes lo que se te antoja, descansas cuando te da la gana y el único futuro que te preocupa es el siguiente fin de semana. Cuando tienes veinte, la vida es ahora.
Sin embargo, el tiempo sigue su curso y va más rápido para quienes desean detenerlo. Entre más disfrutas un momento, más rápido pasa. De repente, rebasaste la frontera de los 30, trabajas la mayor parte del día y comienzan a dolerte partes del cuerpo que no sabías que tenías. Entonces te preguntas qué pudiste haber hecho diferente y cuáles errores de tus veinte te pasaron factura diez años después:
Esperar a graduarte para buscar trabajo
Para cuando saliste de la universidad, ya habían cientos de egresados con más experiencia profesional que tú. Te rezagaste en la competencia, tardaste en conseguir empleo y lo dejaste al poco tiempo porque te diste cuenta que no era lo tuyo. Si hubieras empezado tu vida profesional cuando aún eras estudiante, habrías invertido de forma más eficiente tus primeros años laborales.
No informarte antes de tomar decisiones importantes
Elegiste carrera profesional sin antes haber estudiado a fondo toda la oferta académica. Aceptaste el primer trabajo que te ofrecieron y nunca te enteraste si tenías Afore. Te endeudaste pagando un coche que terminaste vendiendo por lo caro que era mantenerlo. Admítelo, si te hubieras dado el tiempo de investigar un poco, habrías hecho algunas cosas diferentes.
*CULTURACOLECTIVA