Pequeño, por favor
No llenes el plato: elige servirte porciones razonables. Los nutricionistas sugieren, además, que pongas en un recipiente todo lo que vas a consumir. Así podrás tener una percepción real de todo lo que estás comiendo. Otra costumbre que va a contramano es repetir, por eso es mejor no espaciar demasiado la ingesta de comidas: ¡así no llegarás muy hambrienta a la mesa!
Ojos que no ven
Los especialistas proponen algo muy simple, que te será muy fácil de adoptar y te ayudará a controlar lo que comes: despeja la mesa en las sobremesas para no tenerlo todo a mano. También servirá mantener fuera de la vista los alimentos tentadores, que estarán mucho mejor guardados en un armario.
Agua, agua, agua
Desterra para siempre las refrescos y las gaseosas azucaradas. Y, si la transición es muy fuerte para ti, te proponemos indagar en el mundo de los tés: hay sabores riquísimos para todos los gustos y los puedes endulzar con un poco de miel. ¡Atrévete a cambiar y te sorprenderás!
Que viva el moving
Ya sabes: lo de siempre. Mover el cuerpo es la medicina infalible. Así que empieza por subir las escaleras (y dejar atrás el ascensor), ir caminando al trabajo y dar un paseo en bicicleta en algún rato libre. Más tarde, lanzate a correr. ¡Notarás en seguida los beneficios del ejercicio físico… y no sólo en tu cuerpo, sino también en tu ánimo!
*PERIODISMO