Responde Diego Golombek, doctor en Biología de la UBA y profesor de la Universidad Nacional de Quilmes.
“Si bien la causa que ocasiona este fenómeno todavía permanece en el misterio, hay algunas hipótesis que vale la pena evaluar.
Sabemos que el estornudo “normal” es una respuesta frente a la irritación de la mucosa nasal o a la presencia de agentes externos, pero el fenómeno desencadenado por la luz parece involucrar otros mecanismos.
Existen diversos grados de este tipo de respuesta a la luz, que van desde un cosquilleo en la nariz hasta un gran e incontrolable estornudo. Es curiosa la sigla que se utiliza en inglés para describir este síndrome: ACHOO (pronúnciese ‘achú’), por ‘estallido helio-oftálmico autosómico dominante’.
Como el nombre lo indica, es un proceso que se hereda de manera autosómica dominante (si afecta a alguno de los padres, los hijos sea cual fuere su sexo- tienen un 50% de probabilidad de heredarlo) y que lo padece alrededor del 20% de la población.
Se cree que puede tener que ver con que la luz estimule de manera indirecta al nervio trigémino (hay quienes estornudan frente a estímulos mecánicos en la cara, que también podría ser el resultado de una estimulación del trigémino), o bien a una activación general del sistema nervioso autónomo, que se vuelve sensible de manera inespecífica a diversos estímulos, incluyendo la exposición a luz brillante. El tratamiento suele ser bastante casero: tomar fármacos antialérgicos o, más sencillamente, usar anteojos de sol”.