El hombre ha visto la mayoría de sus sueños primero en las obras de la ciencia ficción. En el imaginar está la grandeza del ser humano sin embargo la ambición por conquistar el espacio aún es un ámbito en el que encontramos más limitaciones que éxitos.
Salir de la Tierra para poder verla desde afuera, ha sido un anhelo para las generaciones que desde que se dio el primer paso en la Luna soñaron con poder ver al tercer planeta en toda su belleza desde el espacio.
La posibilidad de concretar un elevador de la Tierra a la Luna ahora es posible gracias a la nanotecnología (o la manipulación de tecnologías nanométricas) con el descubrimiento de los nanotubos de carbón, un material hiper resistente que logra la suficiente flexibilidad como para pensar que de éste material podrían estar hechas las cuerdas que se usarían para hacer una forma de riel de unos 35, 786 km.

La idea por otro lado, existe desde 1895 y fue concebida por el físico ruso Konstantin Tsiolkovsky pero su implementación parecía imposible hasta la legada de los nanotubos de carbono.
Este elevador permitiría llevar materiales distintos al espacio por un costo diez veces menor al que supone hacerlo por medio de cohetes. Si pensamos bien en este proyecto que estaría ubicado muy cerca de algún país cercano al ecuador, las expectativas de poder ver nuestro planeta desde el espacio crecen, por medio ascensiones comerciales.
Para el célebre astrofísico Micho Kakú la posibilidad de construir un elevador al espacio es una imposibilidad de segundo orden que nos pondrían a unos 50 años al menos de poder lograrlo.
*starMedia





