En su origen, el Adviento era un tiempo de reflexión espiritual, preparación y oración ante la proximidad de la fecha del nacimiento de Cristo, y esa espera se simbolizaba encendiendo velas (lo que se ve en la costumbre de la corona de Adviento).
Hoy más bien se trata de una alegre espera para los niños, ya que los calendarios no se limitan a presentar la sucesión de los días, sino que incluyen también pequeñas sorpresas en cada jornada, generalmente dulces. A diferencia del Adviento tradicional, que abarca las cuatro semanas previas a la Navidad, los calendarios de Adviento suelen empezar el primer día de diciembre y terminar el 24 o el 25.
*Radionotas