Si bien las tablets son el gadget preferido por los lectores de libros digitales, cada vez está más claro que el futuro de la industria editorial no está en los e-readers sino en los smartphones.
En 2012, solo un 24% de los compradores de e-books leían en algún momento sus libros en sus smartphones. En 2014, esta cifra ya se había elevado a 54%. Mientras tanto, el uso de e-readers como Kindle y Nooks es cada vez menor entre los compradores de e-books y se ha reducido de 50% a 32%.
Para la mayoría de los analistas, el mejor dispositivo para leer un libro es precisamente aquél que uno tiene siempre consigo. En eso el smartphone supera a todos los demás. Con un smartphone puedes avanzar la lectura de tu libro en la cola del supermercado, mientras esperas tu cita con el dentista y hasta mientras te desplazas de un lugar a otro, sin tener que estar cargando un dispositivo de mayor tamaño como un tablet o un e-reader.
Sin embargo, sobre lo que no existe consenso todavía es respecto de si las personas pueden prestar el mismo tipo de atención y alcanzar el mismo nivel de concentración al leer un libro con un smartphone en comparación con otros e-readers o tablets o incluso con los libros impresos. Precisamente por esto es que los libros impresos siguen teniendo gran demanda y no han podido ser desplazados por ningún dispositivo tecnológico.