El concepto de dispositivo sensible al tacto se extiende más allá, a toda la piel del cuerpo. Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck y la Universidad de Sarre (Alemania) han desarrollado un sensor, denominado iSkin, que usa la piel como superficie para controlar los gadgets móviles. Se puede colocar en diferentes lugares del cuerpo, tienen la apariencia de una calcomanía y, además, pueden personalizarse.
“Los científicos actuales manejan componentes rígidos que son muy incómodos de llevar en el cuerpo; limitan las zonas en las que estos dispositivos pueden ser utilizados a la muñeca o la cabeza. Nuestro dispositivo es flexible y extensible. Puede cubrir muchos otros lugares, como la parte trasera de la oreja o el antebrazo”.
El dispositivo está hecho de silicona y fibra de carbono, y su coste de producción es inferior a un euro, si bien utiliza la misma tecnología que la robótica y las prótesis más avanzadas. Incluye sensores de presión que permiten al usuario controlar sus terminales digitales con solo tocarse un punto concreto de su cuerpo.
El dispositivo puede ser colocado en cualquier lugar del cuerpo y asemeja a una calcomanía. Los investigadores están convencidos de que en poco tiempo encontrarán la manera de vincularlo de forma inalámbrica a través de Bluetooth o wifi.