Los murciélagos cuadrúpedos de Nueva Zelanda tienen un nuevo ancestro, una especie desconocida que es tres veces mayor que sus descendientes modernos, según informaron investigadores en la revista científica PLOS ONE este miércoles.
Los científicos estudiaron fósiles de 16 millones de años que fueron descubiertos en el sedimento de un lago prehistórico cerca de Central Otago, en Isla Sur de Nueva Zelanda. La nueva especie, Mystacina miocenalis, es pariente de otro murciélago, el Mystacina tuberculata, que aún vive en los bosques nativos de Nueva Zelanda, según el estudio.
«Nuestro descubrimiento muestra por primera vez que los murciélagos Mystacina existen en Nueva Zelanda desde hace al menos 16 millones de años, que residieron en un hábitat con una flora y fuentes de comida muy parecidas,» afirmó la principal autora del estudio, Suzanne Hand, profesora asociada de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW) en Australia.
Los quirópteros son los únicos mamíferos terrestres autóctonos que existen en Nueva Zelanda. Según el estudio hay tres especies diferentes. Dos de ellas pertenecen a la familia Mystacina, que agrupa a los murciélagos hurgadores que excavan la tierra en busca de comida. Estos quirópteros se desplazan por el suelo usando sus muñecas y sus patas.
Hasta este momento, el fósil más viejo que se conocía de un quiróptero Mystacina en Nueva Zelanda tenía 17.500 años y provenía de una cueva en Isla Sur. Se estima que estos animales llegaron a la isla desde Australia, explica el estudio. El murciélago antiguo probablemente se alimentaba de néctar, polen, frutas, insectos y arácnidos, al igual que sus descendientes modernos. Pero este espécimen más viejo pesaba 40 gramos, casi el triple del peso de un murciélago contemporáneo.
«El tamaño de los quirópteros está físicamente limitado por la necesidad que tiene de volar y de orientarse a través de la ecolocalización, ya que hay que ser pequeño, rápido y preciso para poder cazar insectos en la oscuridad», explicó Hand.
«El tamaño extraordinario de este quiróptero indica que cazaba menos volando y más sobre el suelo nutriéndose de presas y frutas más grandes que sus descendientes contemporáneos».
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