Expuso que se trata de alteraciones de bajo gabinete, a diferencia de discapacidades que sufren otros niños y que son evidentes como la ceguera, sordera o trastorno motor, pero son necesarias de atender. “Porque si no se atienden se convierten en una barrera para el aprendizaje y hemos visto a niños que por la misma ansiedad se lastiman rascándose o se arrancan algún cabello del cuerpo, y ahí entramos”, expuso el especialista de la Unidad de Atención de Apoyo a la Educación Regular.
En entrevista con Notimex, mencionó que para este tipo de atenciones se requiere de un equipo de apoyo con un especialista en comunicación, de pedagogía y una trabajadora social, a fin de conocer hacia dónde acudir o hacia dónde recurrir. En el marco del Día del Niño, consideró que son comunes los casos de niños con ansiedad por la separación de sus padres, pero también por la asignación de tareas extracurriculares. En su experiencia, apuntó que se requiere un equilibrio entre las actividades escolares, las deportivas, cognitivas, el descanso y la diversión.
Cuando se detecta un caso de esta naturaleza, al igual que por padres separados, se aplican dinámicas familiares o escolares para que los niños vivan una vida más normal.
“He tenido oportunidad de platicar con papás que mandan a sus niños a escuelitas o centros de tareas y aparte de ellos realizan otras actividades en casa”. Incluso, comentó, hay padres que evaden su responsabilidad a través de la adjudicación o creación de esas obligaciones a personas externas o terceras.
“Por estrés de los adultos como el trabajo y otras actividades ya no nos personalizamos en esta actividad básica de tareas con los niños, que además ayudan a establecer un vínculo de mayor cercanía entre ambos”. De no intervenirse a tiempo, agregó que los niños evidencian características de agresión o aislamiento, o a desarrollar síntomas de ansiedad, convirtiéndose en un foco rojo a considerar para una autoevaluación como padres y si es necesario buscar ayuda profesional.
Por separado, la Juez Tercero de lo Familiar, Rosalinda Santana Pérez, indicó que se da con frecuencia el impedimento en la convivencia de los hijos menores con alguno de sus padres, cuando existe una separación de la pareja. “Y en el desquite de lo que me diste o no, o lo que me hiciste, ¿pues a través de qué o de quien sé que te va a doler? del niño, y el niño es el objeto de castigo o de premio”, explicó.
En estos casos, refirió, es difícil hacerles entender a los padres porque hay cuestiones emocionales anteriores no sanadas que requieren hasta de tratamiento sicológico. “Se da con cierta frecuencia tener a los niños como trofeo o como el castigo para el otro padre. Al final el resentimiento de algo se verá en resultado de lo que mañana será ese niño”, subrayó. La jueza de lo familiar destacó que en estas actitudes parten de emociones, de sentimientos o de resentimientos que finalmente como seres humanos mueven a la gente.
Pero si además de esta condición de impedimento en la convivencia existe una alineación parental, el que un padre le hable mal a su hijo del otro progenitor, son daños irreversibles. “Hay estudios que así lo señalan. Todo eso que se le fue dando, esa información errónea tendrá un resultado desgraciadamente negativo”.
Este tipo de situaciones, apuntó, no pueden clasificarse con una situación socioeconómica pues da lo mismo que sea un campesino o un empresario. “Somos seres humanos por igual y reaccionamos en el mismo sentido y se puede dar tanto por un profesionista como de un obrero. No hay diferenciación en ese sentido”, puntualizó.
FUENTE: http://noticias.terra.com/