Las relaciones personales pueden ser complicadas, pero lo verdaderamente difícil es relacionarse con uno mismo.
Todo depende de los patrones de pensamiento, así como de tu manera de relacionarte con el entorno y con los demás. Aquí te damos algunas pistas:
Revisa tu estilo de atribución
Las personas con problemas de autoestima tienden a atribuir sus logros a la suerte o a los demás; en definitiva, a elementos que no son parte del propio mérito. Al mismo tiempo, creen que la mayor parte de las cosas malas que les ocurren sí son su culpa, incluso aunque la relación causa-efecto no esté clara.
Por ejemplo, si te felicitan porque tu comida saló genial o lograste cerrar la venta, es mucho más razonable que esto sea gracias a tus méritos y no a causa de que le caes bien a quien te está felicitando. Del mismo modo, es muy frecuente que las personas maltratadas crean que esos ataques son su culpa, aunque esto evidentemente no sea así.
Practica la comprensión
Si tienes problemas para aceptarte, posiblemente estés aplicando unas expectativas muy rígidas a esas creencias acerca de lo que deberías ser y no eres. Por ejemplo, hay millones de mujeres que se culpan por no parecerse a las mujeres que aparecen en la televisión.
Así pues, del mismo modo en el que empatizas con el resto de personas, practica la compasión contigo mismo, y acéptate. No es obligatorio adaptarse perfectamente a esos ideales que tenemos, simplemente tender a ellos, si eso es lo que queremos.
Ama tus aparentes imperfecciones
Reconoce y concéntrate en lo bueno que hay en ti. Puede ser que no te gusten tus pies, pero es grandiosa la labor que realizan al llevarte de un lugar a otro.
Dedícate a lo que te gusta
Una de las causas más habituales por las que las personas tienen dificultades para aceptarse a ellas mismas es que creen que desperdician su tiempo. Para evitar esto, la solución es reinventarse. Trabajar para llegar a una situación en la que podemos dedicarnos a lo que amamos.
*PSICOLOGIAYMENTE