Te compartimos lo que debes saber sobre le cuidado, lavado y guardado de tu mascarilla desde que sales de casa y hasta que vuelves.
Todo parece indicar que los cubrebocas, mascarillas o barbijos han llegado para quedarse. Al menos por ahora. Este accesorio de protección ha evolucionado en los últimos meses y hemos ido descubriendo diversos datos sobre la higiene que debemos tener al manipularlo. Sin embargo, también hemos visto otro tipo de consecuencias negativas debido a su uso, como la altísima contaminación que estos objetos (cuando son desechables) han ocasionado. Por ello, resulta indispensable darles el cuidado necesario.
La realidad es que cuando se trata de mascarillas también debemos ser conscientes y cuidadosos. La buena noticia es que la alta demanda de este accesorio fue respondida con una gran variedad de opciones para evitar que hagamos uso de mascarillas desechables –hay quienes, incluso, han optado por hacer sus propios cubrebocas en casa– o marcas de moda como Sandra Weil que han creado cubrebocas con diseño. Esto, a la larga, no solo es una buena noticia para nuestro bolsillo, sino para el planeta. Pero, ¿cómo cuidar de nuestra mascarilla desde que salimos de casa y hasta que volvemos?
¿Cuántas mascarillas necesito?
Quizá te dejes llevar por la idea de tener muchas por si acaso o, llevada por los bonitos diseños, te has hecho de varias de ellas. Sin embargo, debemos ser conscientes del impacto que tienen como contaminantes en el ambiente. Por ello, piensa que el número que realmente necesitas depende completamente de tu rutina. Considera tener al menos dos –la que usarás y otra lista para usarse o en lavado–. Conforme el tiempo pase, quizá te des cuenta de algunas necesidades específicas –una especial para correr, por ejemplo–. Por otra parte, quizá sea bueno que tengas en tu auto o en algún lugar de tu casa una de repuesto por cualquier emergencia, y la cual se pueda tomar con facilidad.
No olvides lavar tu mascarilla después de cada uso. Cada vez se hace menos recomendable el uso de mascarillas desechables.
Cómo lavar tu mascarilla en casa
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), después de usar la mascarilla, debes quitártela con las manos limpias, tomándola por las cintas elásticas a la vez que la mantienes alejada de tu cara y ropa. Inmediatamente después, lávate las manos con agua y jabón. No olvides lavar tu mascarilla después de cada uso. Cada vez se hace menos recomendable el uso de mascarillas desechables, por lo que los cubrebocas de tela son una mejor opción: pueden lavarse y reutilizarse varias veces, hasta que su deterioro sea visible. Al lavarlas, recuerda:
- Lávalas a máquina o a mano con un detergente potente. No olvides que al manipularlas, debes mantener las mascarillas alejadas de tu cara.
- Si planeas lavarlas en máquina, utiliza una bolsa de malla para evitar que se enreden con la demás ropa. Varios estudios afirman que no hay ningún problema en lavarlas con otras prendas.
- Sécalas en el ciclo de calor más alto. Si no tienes secadora, colócalas directo a la luz solar.
- Al terminar, guárdalas en un recipiente o bolsa de papel sellada para que estén listas para volver a usarse.
Cómo guardar mi mascarilla mientras estoy en la calle
Aunque, en general, la idea es no quitarse la mascarilla desde que se sale de la casa y hasta que uno vuelve, existen situaciones particulares en las que esto no es posible. Sin embargo, es importante tener en cuenta que si ya la usaste, no deberías meterla en tu bolso sin alguna clase protección ya que podría contaminar el resto de tus objetos. Si por alguna razón necesitas quitártela mientras estás en la calle, retírala con cuidado sin tocar nada más que las cintas —si es con las manos desinfectadas, mejor— y dóblala por la mitad, con el interior hacia adentro y sin tocar la parte exterior. Recuerda siempre cargar con una bolsa de papel (evita el plástico para no contaminar) para que puedas guardarla ahí. Mientras que andes en la calle, no cuelgues la mascarilla de tu bolsa, la coloques en los codos o la dejes por ahí, este accesorio de protección se debe tratar con cuidado y, sobre todo, con higiene.