Más del 80% de lo pensamos al día es negativo, aquí te decimos qué hacer con esos pensamientos
¿Por qué nos fascinan los pensamientos negativos?
-Los estímulos negativos producen más actividad neuronal que los positivos, por eso, aunque nos digan un cumplido, si lleva un “pero”, por diminuto que sea, te vas a quedar pegado en eso.
-Nuestro cerebro está programado para responder a lo negativo, por eso respondes más rápido e intenso a las amenazas que a lo bueno.
– Las cosas negativas se guardan en la memoria a largo plazo inmediatamente por el cortisol que segregamos cuando nos estresamos, y dura más que las endorfinas y la oxitocina que se producen cuando estamos relajados y felices.
– Asumir nos permitió sobrevivir. Nuestros antepasados tenían que estar a las vivas para ver las señales de peligro y por eso siempre asumían lo peor. Piénsalo, si a lo lejos ves dos puntitos brillantes puedes forzarte a pensar positivamente y asumir que son luciérnagas, o irte a lo negativo y pensar que es un tigre que te puede comer. Si cometes un error al pensar mal, no pasa nada, pero si piensas en positivo y resulta que esas “luciérnagas” sí eran un tigre, pos ya fuiste su lunch. El pensamiento negativo fue la mejor estrategia para mantenernos con vida.
– Se activan en automático. El psiquiatra Aaron Temkin Beck comprobó que gracias a esta tendencia evolutiva, el cerebro procesa información automáticamente bajo la lupa de lo negativo, llamada “sesgo de negatividad”, por eso no se detiene a pensar si es ilógico o si tiene solución, solo reacciona y puede confundir un peligro real con algo que solo pasa en tu cabecita. Un solo pensamiento negativo puede activar la amígdala, la corteza prefrontal y el tálamo, que controlan las respuestas de lucha o huida, por eso sudamos, respiramos más rápido y nos alteramos, como si estuviéramos en peligro.
Úsalos, contrólalos y dómalos
Tener pensamientos negativos es inevitable, pero la clave es no dejarnos arrastrar por ellos. Evolucionamos para pensar así, pero eso no significa que nos aplatanemos ahí. El primer paso es cambiar el chip de las emociones que nos generan los pensamientos negativos.
No quiere decir que hay que tirar TODOS los pensamientos negativos a la basura, porque también te pueden ayudar para…
-Adelantarte a los obstáculos. Pensar en todo lo malo que te puede pasar te ayuda a planear estrategias para cuando se presente y sepas cómo reaccionar. Estar dos pasos adelante.
-Te dan una ventaja competitiva para afrontar dificultades, porque siempre vas a tener un plan B, C, D.
-Ver las cosas de manera objetiva. Te ayuda a tener una buena dosis de realidad. Mientras todos piensan que las cosas van a ir bien, los pensadores negativos prefieren ver más allá de sus ganas/deseos para ser más “objetivos”.
-Convertir los errores en enseñanzas. Donde hay problemas, también ves oportunidades de aprendizaje.
-Replicar una experiencia pasada nos ayuda a analizar qué hicimos mal y qué podemos hacer diferente para que cuando estemos en la misma situación salgamos bien librados.