¿CÓMO SUPERAR UN CAMBIO Y UNA CRISIS?

El mundo atraviesa una crisis perpetua sin importar de qué estemos hablando y tenemos que aprender a usarla a nuestro favor.

La palabra crisis se define como una “situación generada por un cambio para el cual no estábamos preparados”. Así pues, cuando pescamos un resfriado, nuestro cuerpo no estaba preparado para el cambio brusco de temperatura y entra en crisis. La economía mundial está continuamente en crisis; el clima está en crisis; entramos en crisis al descubrir que nuestro hijo “tronó” una materia o anda en malos pasos; hay crisis cuando nos peleamos con la pareja, cuando cambia el gobierno, nos detectan algún problema cardíaco, en fin, casi cualquier cosa.

Pero todo tiene un lado positivo y ese es el que hay que buscar y valorar, acuérdate de que las experiencias no son buenas o malas, simplemente son aprendizaje. Y no estoy diciendo nada en contra de llegar a un momento cómodo, ¿quién no quiere tranquilidad y sentirse a gusto? Pero en serio, ¿A poco sufres cada vez que Facebook actualiza su algoritmo cuando apenas te estás acostumbrando al último cambio?

Cada quién su reacción

Cuando la incertidumbre te invade, ¡claro que te vas a sentir ansioso! Si has estado en un vuelo a media turbulencia, sabes que, ante la misma realidad, cada pasajero reacciona completa y absolutamente diferente: hay quienes entran en pánico, otros se disuelven en su propio sudor, tensan cada músculo del cuerpo y aprietan la mandíbula; muchos más, por supuesto, encomiendan su alma a Dios, o el de al lado se enoja porque no puede dormir o leer. Este es un ejemplo de un estado de crisis, un cambio brusco para el cual no estábamos preparados. Y ¡qué verdad encierra aquello de que la vida es un 10% de las cosas que nos suceden y un 90% cómo reaccionamos ante esos eventos!

¿Y si me preparo?

Por muy predecible que sea una crisis, nos afecta. Puede ser superficial y atravesarse casi con los ojos cerrados, pero otras tantas son profundas, súbitas o drásticas, y usualmente traen consecuencias trascendentales que llegan a ser verdaderas revoluciones (aun cuando solo sea un cambio de hábitos, como la alimentación).

Cuando entendemos que en la vida aquello que no se mueve y cambia se estanca, y “agua que se estanca, apesta”, nos damos cuenta de lo imperante que es salir de esta zona de confort. Las crisis y cambios son necesarios y parte de nuestra evolución y transformación como personas y sociedad. Mi invitación entonces es a pensar en la vida como un estado constante de crisis, interrumpido por lapsos de “estabilidad”.

Que trabajen para ti

Es justo cuando nos enfrentamos a lo inesperado, cuando nos obligan a salir de nuestra zona de confort, que realmente podemos crecer como personas. Es cuando no tenemos certidumbre ni podemos saber lo que viene o no entendemos por qué nos pasa lo que nos pasa, que empezamos a pensar de formas distintas, le damos vuelta a las cosas y surgen soluciones que quizá en paz nunca se nos hubieran ocurrido.

Los problemas llegan cuando la crisis te tira. Si sientes que todo está perdido y nada se puede rescatar, no vas a poder aprovechar la oportunidad que se presenta. Las pérdidas siempre se pueden enfrentar y hasta aprovechar, solamente hay que saber cómo.

ES por eso que una crisis bien aprovechada se convierte en una “bendición disfrazada”. Eso inesperado es la motivación que necesitabas para da un paso: si no te atrevías a renunciar para poner tu negocio y de repente te corren, sí, es una crisis y no te esperabas el golpe, pero es el impulso que te hacía falta. La crisis te hace abrir los ojos, quieras o no. No hay vuelta atrás.

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