Alison Gibson, de 54 años, se convirtió en prisionera en su propio baño el 15 de octubre. Se acostó en la bañera como solía hacer, pero después de terminar de bañarse, la mujer fue incapaz de alcanzar la barandilla de metal que solía usar de apoyo. Al parecer, estaba de espaldas a ella y no había forma de agarrarla, así que básicamente quedó atrapada allí. Para empeorar las cosas, había dejado su teléfono en otra habitación, por lo que no podía llamar a nadie para pedir ayuda.
Desafortunadamente, Gibson no pudo encontrar una manera de salir de la bañera o ponerse en contacto con alguien durante cinco días. Probablemente se habría quedado estancada allí incluso más tiempo, de no ser por un atento empleado de correos que, después de notar el correo que se acumulaba en su buzón, notificó a sus vecinos. Algunos de ellos fueron a la parte trasera de su casa y gritaron su nombre y, después de escuchar a la mujer gritar pidiendo ayuda, llamaron al 911.
Los oficiales de policía entraron a la casa de Alison Gibson a través de una ventana y, después de abrir la puerta del baño, encontraron a la mujer tendida boca arriba en la bañera. Estaba de buen humor, pero el baño en sí había visto días mejores.
La mujer fue llevada a un hospital local y retenida allí por observación durante cuatro días, pero su inusual prisión parece no haber tenido un gran impacto en su salud. Fue dada de alta en buenas condiciones, y decidió hablar sobre su terrible experiencia para agradecer a sus vecinos y al cartero por su ayuda.
*PERIODISMO