Según el Centro Internacional para la Investigación Agroforestal (ICRAF, por sus siglas en inglés), la moringa es un árbol de hoja caduca que puede medir hasta 8 metros de alto. Se abre, por lo general, en forma de paraguas y produce flores durante el año de dulce olor. Su fruto es largo y distintivo.
Su hojas son ricas en proteínas, vitaminas y minerales.
La FAO dice que sus hojas “son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C, y minerales: muy recomendables para mujeres embarazadas y lactantes, así como para niños pequeños”.
Las hojas, con alto contenido de calcio y hierro, se usan como equivalente de las espinacas, agrega la ICRAF. También contienen altas dosis de cistina y metonina, un tipo de aminoácidos que a menudo escasean.
Las vainas jóvenes son comestibles y su sabor recuerda a los espárragos. Los guisantes verdes y el material que rodea la piel también pueden cocinarse y las flores pueden consumirse o usarse para hacer té, y también como remedio para el resfriado.
“Es una especie asombrosa y tiene propiedades multifuncionales”, declaró Fernando Arancibia, de la Fundación chilena para la Innovación Agraria (FIA). El saber popular dice que cura y previene hasta 300 enfermedades, incluidas la diabetes, los dolores de cabeza o el acné, aunque no hay estudios científicos que demuestren esta teoría. Tal vez por eso muchos se refieren a ella como “el árbol de la vida”.
*LaOpinion