No por nada los llamamos como los mejores amigos del hombre, y es que los perros simplemente hacen salir lo mejor de todos nosotros.
Emocionados por vernos al despertar, al entrar y salir, al llegar después de un arduo día de trabajo o incluso, sólo por haber salido por cinco minutos, los perros pareciera que sólo saben darnos amor incondicional y una enorme, enorme sonrisa cada vez que los vemos.
Pero eso es tan solo una de las pocas cosas que nos dan, ya que podemos aprender muchísimo de ellos. Sin lugar a dudas, para un perro la vida es mucho más sencilla que la nuestra, incluso para los que andan en las calles buscando la forma de sobrevivir.
Comida, atención, juegos, paseos y amor, son las cosas que los perros necesitan y nada más. Valiéndoles gorro cualquier tipo de percepción social, es notorio la manera en la que disfrutan la vida.
Claro, esta sencillez se puede aplicar a casi cualquier animal, en especial a las mascotas. Pero la conexión que un perro crea con su dueño es única. Comiendo cuando nosotros nos sentamos a la mesa, acostándose en donde nos sentamos y demás cosas que nos hacen sonreír.
Pero que pasaría se ellos tuvieran que buscar trabajo. Mientras que nosotros nos deprimimos por no lograr una meta, los perros siguen adelante y no se agüitan.