Algunos estudios relacionan esta emoción “mal llamada negativa” con un aumento considerable en el riesgo de sufrir un ataque cardíaco y accidentes cerebro vasculares. Resulta que en un nuevo artículo publicado en la revista Psychological Science, hacen algunas advertencias acerca de la ira: la expresión de la ira puede estar asociada con beneficios para la salud en algunas culturas, según el estudio.
El psicólogo Shinobu Kitayama y sus colegas de la Universidad de Michigan analizaron cuidadosamente, datos sobre la aptitud física y los comportamientos relacionados con la demostración del enojo en voluntarios americanos y japoneses que iban de los 45 a los 55 años de edad, quienes participaron en los estudios longitudinales nacionales de salud y bienestar.
Kitayama señaló que, a diferencia de muchos países occidentales, en Japón, han demostrado que ese sentimiento puede ser un signo de estatus social y además de privilegio; también en este contexto no parece afectar la salud física; por el contrario, parece contribuir al bienestar.
Por otro lado, si la persona reacciona por medio de golpes o agresiones verbales ofensivas, por obvias razones esto no va a ser para nada beneficioso para la salud. También, si el motivo de la ira son circunstancias, por ejemplo, económicas, o la muerte de un ser querido; expresar la ira no necesariamente significaría gritar, alzar la voz, etcétera.
En dados casos, se trata de saber expresar la frustración y no descargarla en los demás, sino apoyarse en las personas que le rodean y hacerles saber lo que se está sintiendo; ya que muchas veces la ira tiene una primera etapa, y es la frustración, la cual si no se sabe manejar, puede ser nociva no solo para la persona que la padece, sino para las personas que le rodean también.
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