La investigación de la Universidad inglesa de Cambridge publicado en Nature Communications indica que estos cambios, que muestran patrones diferentes en los hemisferios norte y sur de la Tierra, parecen influir en la salud humana.
Los científicos ya sabían que enfermedades como las cardiovasculares, las autoinmunes o los desórdenes psiquiátricos manifiestas variaciones estacionales, como lo hace el metabolismo de la vitamina D, pero es la primera vez que se demuestra que el cambio de las estaciones puede influir en cómo funciona el sistema inmunológico.
Los investigadores descubrieron que durante le invierno en Europa el patrón es «proinflamatorio», con lo que en la sangre se detecta un aumento de los niveles de proteínas ligadas a enfermedades cardiovasculares y autoinmunes. Mientras, en los países de África Occidental las personas experimentan un aumento de los tipos de células de temporada entre junio y octubre, la temporada de lluvias, cuando la malaria y otras enfermedades infecciosas tienen mayor prevalencia.
El estudio señaló que cientos de genes estaban expresados de diferente manera en la sangre y el tejido adiposo dependiendo de la época del año en que se habían tomado las muestras. De igual manera identificaron diferencias estacionales en el tipo de células que se encontraban en la sangre.
No está aún claro qué mecanismo mantiene la variación estacional identificada en el sistema inmunitario, aunque puede deberse a señales ambientales como el luz solar o la temperatura ambiente.
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