Si por tu cabeza ronda la idea de llevar a cabo dicha terapia pero temes que al final resulte muy caro, siguiendo estos sencillos consejos y sin importar el lugar que elijas, tu bolsillo seguramente te lo va a agradecer.
1. No comas en restaurante
Una de las mejores formas que existen para reducir muy significativamente los costos de un viaje es comprar la comida en los mercados locales, una manera con la que además evitarás coger calorías de más y conocerás una parte muy importante de la cultura local.
2. Elige el menú del almuerzo y de la cena
Si no te convence la idea de comer en puestos de los mercados, entonces ve directamente a los menús fijos de los restaurantes evitando pedir los platos por separado.
3. Busca opciones alternativas de alojamiento
Si tu destino es la playa, puedes evitar los costos elevados de sus hoteles optando por alquileres locales de apartamentos en la zona, una opción con la que además te introducirás de lleno en los usos y costumbres locales, al tiempo que conoces gente nueva.
4. Pide referencias a los lugareños
Ya sea sobre dónde comer, cómo moverte o dónde comprar la mejor artesanía local, ellos sabrán indicarte mejor que cualquier guía los lugares que ellos mismos frecuentan y cuyos precios están muy alejados de los inflados precios para los turistas.
5. Bebe agua de las fuentes (siempre que puedas)
En muchos países el agua de las fuentes es potable y perfectamente apta para el consumo. Pero si no estás muy seguro, entonces es mejor que compres agua mineral en vez de gaseosa, pues los precios de esta última son mucho más elevados.