Rob Spence, cineasta canadiense, es tan fanático de su oficio que acaba de sustituir uno de sus globos oculares por una cámara. Vale aclarar que no se sacó un ojo real, sino uno falso que tenía desde que era un niño.
Spence, de 43 años, se llama a sí mismo Eyeborg, y perdió la vista en un ojo en un accidente a los nueve años. Desde entonces ha vivido con un globo ocular falso en su rostro. Pero hace poco decidió que sería mucho más interesante reemplazarlo con una cámara inventada por él mismo.
El ojo de la cámara se ve como una prótesis regular, pero como no está conectado a un nervio óptico, Spence no puede ver con él. Está equipado con un micro transmisor de radiofrecuencia y lo que el ojo “ve” se muestra en un monitor portátil.
Su cámara-ojo es capaz de grabar hasta tres minutos de imágenes antes de que se recaliente y deba ser removida de la cuenca. Pero Spence afirma que es tiempo suficiente para llevar a cabo entrevistas íntimas y sin equipos de gran volumen estorbando en el camino.
Desde luego el ojo-cámara de Spence ha planteado preocupaciones de privacidad y seguridad, al igual que con cualquier otra tecnología de la cámara oculta. “Las dos reacciones habituales son, ‘Wow, eso es genial!” – y después de unos instantes de reflexión, ” eso es espeluznante!’”, afirmó.
*PERIODISMO