Por si esto fuera poco, los duraznos también tienen propiedades antioxidantes, es decir, que tienen la capacidad de ayudar a estimular el sistema inmunológico y evitar ciertas enfermedades. De hecho, un estudio publicado en The Journal of Agricultural and Food Chemistry, señala que los antioxidantes que contiene son capaces de inhibir los efectos del colesterol malo o LDL.
Nunca me hubiera imaginado que los duraznos sean medio parientes de las plantas rosáceas y, como ellas, ricos en vitaminas A, B1, B2 y vitamina C. También es una buena fuente de carotenoides y polifenoles.
- 1. Ayuda a la digestión. Como es una fruta fácil de digerir, es poco “pesada” para el estómago, y ayuda al hígado a realizar los procesos digestivos porque aumenta la producción de bilis y la digestión de las grasas.
- 2. Es aliada de las vías urinarias. Para las personas que sufren cálculos de riñón o vesícula, es conviene tomar el durazno en forma de jugo porque favorece la disolución de las piedras renales. Lo ideal es mezclarlo, con un poco de miel.
- 3. Beneficia la actividad intestinal. El durazno aporta una reducida cantidad de azúcar, por lo que pueden consumirlo las personas con diabetes, siempre bajo control médico y dentro de una dieta equilibrada. Gracias a su elevado contenido en fibra vegetal, resulta muy aconsejable para combatir el estreñimiento.
- 4. Ideal para las dietas. Un durazno mediano proporciona unas 50 Kcal. Por su aporte en fibra saciante y en vitaminas revitalizantes, constituye un tentempié ideal en las dietas de control de peso.
Un truco para averiguar si están maduros consiste en comprobar la consistencia del pedúnculo: si cede al tirar de éste, significa que la fruta “está en su punto” para ser consumida.
*Actitudfem