La fruta seca tiene algo en lo que muchas personas no reparan: su proceso de deshidratación encoge el tamaño de los productos, lo que hace que se subestime la cantidad de azúcar que contienen.
Por ejemplo, comer más de 100 pasas no parece exagerado, sobre todo una vez que ha tomado cierto ritmo o se está muy entretenido. Una bolsa normalmente lleva esta cantidad. Y algunos abusan de estas botanas. Tan sólo un cuarto de taza de pasas contiene 21 gramos de azúcar. Y la recomendación diaria de la Organización Mundial de la Salud es de 25.
O, por ejemplo, media taza de arándanos tiene alrededor de dos gramos de azúcar, pero una vez deshidratados la misma cantidad asciende a 37. El equivalente a nueve cucharadas cafeteras de azúcar.
El portal PaleoLeap, que se dedica a promover las dietas que tenía la humanidad en el momento de su aparición hace 2.5 millones de años, realizó un análisis del contenido de azúcar de algunas frutas deshidratadas, sin que pasaran por un proceso de azúcar añadida.
Otro punto que los especialistas resaltan va más allá de las frutas secas, y trata sobre el azúcar. Ésta genera dependencia en las personas y es normal que el cuerpo se acostumbre a pedir más. Quien ha desarrollado un gusto por las frutas deshidratadas puede pasar con mayor facilidad a ingerir comida chatarra, opinan algunos expertos.
*La Opinion