La agencia DARPA de investigaciones avanzadas de los EE.UU., presentó recientemente una prótesis conectada al encéfalo cerbral, capaz de ofrecer a un paciente con parálisis la posibilidad de recuperar sensaciones táctiles.
La investigación cuenta con el apoyo del programa Revolutionising Prosthetics de DARPA, iniciado en 2006.
La prostética está experimentando un desarrollo sin precedentes. A finales del año pasado desde CORDIS se informaba de que el proyecto financiado con fondos europeos NEBIAS había creado La mano biónica más avanzada del mundo, capaz de detectar información táctil y transmitirla en tiempo real al paciente gracias a una interfaz neuronal. Ahora, al otro lado del Atlántico, DARPA acaba de presentar una mano protésica que transmite distintas sensaciones de presión a través de rutas neuronales de la médula espinal. Los científicos responsables del dispositivo nuevo hablan de un sentido del tacto “prácticamente natural”.
“Hemos cerrado el círculo —explicó Justin Sánchez, gestor del programa DARPA—. Las extremidades protésicas controlables con el pensamiento tienen un gran futuro por delante, pero sin información de las señales que regresan al encéfalo puede resultar complicado alcanzar el nivel de control necesario para ejecutar movimientos precisos. Al conectar el sentido del tacto desde una mano mecánica directamente al encéfalo se podría lograr una recuperación biotecnológica integrada de una función casi natural”.
PRUEBAS HECHAS
La mano protésica se probó en un varón de veintiocho años con una parálisis causada hace más de un decenio por una lesión en la médula espinal para comprobar si era posible que recuperase el tacto. Científicos del Laboratorio de Física Aplicada (APL) de la Universidad Johns Hopkins conectaron la prótesis a su encéfalo y le taparon los ojos. A continuación tocaron los distintos dedos de la mano artificial para comprobar si el voluntario sentía algo.
Desde DARPA se informa que el paciente pudo “sentir” cuando se tocaba la prótesis e incluso distinguir el dedo tocado. “En un momento dado, en lugar de tocar un dedo, el equipo decidió tocar dos sin comunicárselo al paciente. Inmediatamente respondió si estaban tratando de tomarle el pelo. En ese momento nos dimos cuenta de que lo que estaba sintiendo a través de la mano robótica era casi natural”, afirmó el Sr. Sanchez.
El sistema de control protésico cuenta con dos chips acoplados al encéfalo del paciente y conectados a sensores de par sensibles a la presión instalados en una mano artificial.
Los chips, de un milímetro de ancho, contienen varios electrodos y se sitúan en la corteza motora, encargada de controlar los movimientos de la mano y el brazo, y en la corteza sensorial, encargada de recibir e identificar señales procedentes del tacto. Cada vez que la mano protésica toca algo, los sensores envían señales eléctricas a través de cables a los chips del encéfalo, logrando así que el paciente sienta un contacto casi natural.
*NeoMundo