Cada día, los vendedores del mercado de Rotterdam descartan más de 3.500 kilos de productos demasiados maduros o no aptos para la venta por su aspecto. La idea surgió ante la necesidad de lidiar con el problema de los desechos de alimentos en el país europeo.
Los estudiantes a cargo del proyecto llamado “Fruitleather Rotterdam” explicaron que el proceso para crear las originales carteras consiste en deshacerse de las semillas de los restos de fruta, cortar y hacer puré los desperdicios y llevarlos a punto de ebullición para evitar lo más posible el proceso de descomposición. Luego, el puré se deja secar sobre una superficie especial para obtener un material similar a la piel, con el cual diseñan los bolsos.
Los jóvenes lograron crear un material moldeable y manejable parecido al cuero. Actualmente están experimentando con diferentes tipos de frutas, como manzanas, mangos y naranjas, y el proyecto ya despertó el interés de varias empresas.
La resistencia y durabilidad del producto aún está a prueba, pero sus creadores esperan que esta nueva tecnología eco-friendly pueda utilizarse en la industria de la moda con el objetivo de ayudar al planeta reciclando. “Queremos alcanzar la meta de crear consciencia para el problema en que se ha convertido los desechar tanta comida, y mostrarle al mundo que hay una solución”, afirman los jóvenes diseñadores.
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