Los pelirrojos tienen una biología única, diferente a cualquier otra persona. Las estimaciones actuales estiman que entre 1-2% de la humanidad posee el gen pelirrojo.
La mutación genética MC1R es la que explica el color rojo y la típica piel clara de los pelirrojos, pero no solo eso. Esta mutación también libera una hormona en el cerebro que tiene la capacidad de imitar la producción de endorfinas. Una de las funciones principales de las endorfinas es proporcionar alivio para el dolor, por lo que, los pelirrojos son más sensibles a los analgésicos recetados por los médicos.
La famosa mutación también provoca que sean más sensibles a los cambios de temperatura, hasta los cambios más minimos o leves. Según un estudio publicado en la revista Annals of Neurology, los pelirrojos tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson en comparación con los de pelo oscuro. La investigación contó con más de 130.000 personas mayores de 16 años. Otros estudios también han puesto sobre la mesa que los pelirrojos tienen un mayor riesgo de melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel.
El cabello gris, ese color de pelo característico de cuando nos hacemos mayores, no forma parte de la evolución del color con respecto a la edad en los pelirrojos. De su color brillante cobre natural pasan al rubio y finalmente al blanco.
Diversos estudios han evidenciado que las personas morenas con bastantes pecas, aunque no sean pelirrojas, ni hayan tenido padres pelirrojos, tienen altas probabilidades de tener la mutación en el gen MC1R y por tanto, que alguno de sus hijos herede el gen pelirrojo. El gen pelirrojo puede saltarse varias generaciones y reaparecer después, si ambos padres (sin importar el color de su cabello) son portadores del gen.
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