Para ser una mujer uniformada en Indonesia, el promedio de edad debe ser de entre 18 y 20 años y, usualmente, se trata de jóvenes en el último año del bachillerato.
Sin embargo, las aspirantes deben pasar un examen de más para demostrar que pueden pertenecer a las filas del Estado indonesio: que no hayan tenido relaciones sexuales antes de ser reclutadas por la Fuerza Pública. Este requisito también se les exige a las prometidas de oficiales de la Fuerza Aérea, Armada y Ejército de este país asiático, antes del matrimonio.
Según las autoridades, que una fémina no haya tenido relaciones sexuales antes de ingresar a la Fuerza Pública es un tema de seguridad nacional. Fuad Basya, jefe de información de las Fuerzas Armadas, le explicó a la periodista de la BBC Josephine McDermott que con esta medida se evita que personas con malos hábitos hagan parte del personal militar.
Además, en una de sus declaraciones a la prensa local, Basya dijo que si una recluta había perdido la virginidad antes del matrimonio, su estado mental la haría no apta para ser soldado.
“En el examen, conocido como ‘prueba de dos dedos’, un médico deduce el estado del himen -una delgada membrana adherida a la pared vaginal- y el tamaño y laxitud del canal vaginal”, aduce la periodista que habló con los investigadores de la organización Human Rights Watch (HRW), quienes han denunciado esta prácticas en Indonesia.
En contra
Según sus hallazgos, el estado del himen no es suficiente para determinar si una mujer ha tenido relaciones sexuales; “aseguran que esta membrana puede variar de tamaño por muchas razones independientes al sexo”, agrega McDermott.
Quienes han vigilado esta situación, como los funcionarios de HRW, aseguran que este tipo de exámenes son insensatos, primitivos y denigrantes y no pueden determinar las habilidades de una mujer para realizar su trabajo. La Organización Mundial de la Salud, además, ha declarado en varias ocasiones que no existe un lugar para las pruebas de virginidad, pues no tienen ninguna validez científica que las respalde.
Para denunciar esa situación, Andreas Harsono, investigador de HRW, entrevistó a 11 mujeres que se habían sometido a este examen y la mayoría de ellas aceptaron estar avergonzadas por el procedimiento.
FUENTE: http://www.lahora.com.ec/