Los patos ya tienen su propio carril para circular en ciudades como Londres, Birmingham y Manchester.
Los curiosos carriles recorren 3,218 kilómetros, para recordarle a los ciudadanos de la importancia de cuidar la vida silvestre.
Esta inusual iniciativa ocurre después de que una organización alertara sobre los riesgos de alimentar a las aves y patos con pan. Curioso también el caso de una abuela que baila beatbox en Bruselas.
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