Los niboshi, o sardinas secas, se pueden encontrar en muchas cocinas japonesas ya que se comen popularmente como snack junto con la cerveza, se hierven para hacer caldo de dashi y hasta se dan a los perros, gatos y hamsters como pequeños obsequios.
Aquellos que no están acostumbrados a ver servir el pescado entero, pueden tener dificultades para dejar atrás el aspecto de los cuerpos secos, con la cabeza y los ojos intactos, pero los que se alimentan habitualmente de estos crujientes bocados, probablemente no los vean más que como palomitas de maíz de pescado.
A excepción de la diseñadora Aomikan (de @aomikan_labo), quien volvió a imaginar al pequeño pez como elegante accesorio para el cabello y joyas. Aomikan creó la línea de accesorios niboshi para darle una “segunda vida” al pescado seco. No todos los niboshi tienen la suerte de ser elegidos para vivir como uno de los adornos o broches para el cabello de Aomikan. Debido a los diferentes tamaños de los peces y las formas en que se curvan cuando se secan, solo unos pocos logran llegar a las vidrieras.
Cada artículo está hecho a mano por la propia Aomikan, cuidadosamente bañado en capa tras capa de resina, hasta que desaparezca todo rastro de olor a pescado. El proceso, ella dice, toma al menos 10 días. Sus ojos son reemplazados por cristales de Swarovski antes de ser rematados en un adorno para el pelo, broche u otras joyas.
*PERIODISMO