Un planteo interesante vino del doctor James Vondruska, investigador veterinario y científico de Quaker Oats Company, fabricante de comida para mascotas. Vondruska recuerda que los perros son animales cuyo hábitat natural es la jauría, donde cazaban. En los hogares, adoptan a los habitantes de la casa como su jauría y a los dueños como los miembros dominantes:
“En la prehistoria, los perros vivían con otros de su tipo, con quienes cazaban o buscaban comida. Los perros debían competir con otros miembros de la jauría, lo que con frecuencia terminaba en pelea. Para proteger mejor su comida, comían parados. Aunque en general, ya no tienen que pelear por el alimento, el comportamiento persiste en los perros modernos”.
Por otra parte, la mayoría de los gatos son cazadores más que hurgadores. Susie Page, de la Asociación Americana del Gato, compara la postura que adoptan los gatos para comer con la de otros depredadores que se “encorvan” sobre la presa. A excepción de los leones africanos, rara vez los gatos han tenido que enfrentarse con rivales por comida en su hábitat natural. Tal vez ello explique por qué los gatos hoy están seguros comiendo sentados y más relajados, y también por qué comen lánguidamente, mientras que los perros lo hacen a un ritmo desesperado.
Es cierto que con frecuencia tanto los gatos como los perros comen parados, aun mientras están comiendo de un tazón en un ambiente confortable. Vondruska señala una ventaja respecto de comer en una posición encorvada, tanto para los gatos como para los perros: “Ésa es la única manera en la que pueden usar sus garras o patas para sostener la comida; sobre todo, los huesos”.