Ya sea descubrir pueblitos coloniales, selvas tropicales, montañas sagradas o playas vírgenes, Perú lo tiene todo. ¡Es hora de que viajes ahí!
No hay duda de que Perú uno de los destinos más prometedores de Latinoamérica. Pero atención: lo cierto es que Perú es mucho más que Cusco y Machu Picchu. Con contrastes naturales increíbles, comida que despierta mil antojos y tradiciones centenarias inmunes al paso del tiempo, las tierras blanquirrojas seducen a viajeros de todo tipo. Desde los ríos amazónicos hasta las playas desérticas, Perú resguarda un sinfín de mundos fascinantes. Para encontrarlos, lo único que hace falta es descubrir los tesoros que el país esconde más allá de su legendario Valle Sagrado. Por eso, te decimos por qué Perú a es uno de los destinos más populares para el 2020.
De Perú se escucha y se conoce sobre la costa y la montaña, pero son raras las veces en que los Andes y el Pacífico ceden un poco de su protagonismo a la Amazonía. Una parte considerable del pulmón de América descansa sobre territorio peruano. Y no solo eso, sino que Perú presume algunas de las regiones mejor conservadas de esta impresionante selva.
En el Amazonas verás escenarios ridículamente verdes, ríos custodiados por delfines rosados y puentes colgantes para cruzar árboles cual monos. En plan lujoso, los cruceros fluviales de Aqua Expeditions son una gran (y nada barata) opción. En un plan ya más terrenal, los lodges ecológicos cerca de Puerto Maldonado son ideales para buscar aves, dormir custodiado de guatusas y probar termitas (sí, leíste bien, son una gran fuente de proteína).
Comilona sin límites en Lima
Durante años, incluso con Perú ya en el mapa de los anhelos viajeros, la capital no fue sino una parada necesaria antes de continuar hacia otros destinos. Hoy, Lima es mucho más que una escala incómoda. Su centro histórico conservado a detalle, sus icónicos balcones de madera tallados a mano y sus museos colmados de objetos precolombinos, tienen mucho que ver con el cambio. Sin embargo, el protagonismo de la fama limeña es la comida.
Desayunar, comer, volver a comer y cenar, son razones suficientes para pasar no uno, sino varios días en Lima. Desde sus restaurantes de autor caríchimos, como el emblemático Central de Virgilio Martínez, hasta los puestos callejeros del parque municipal Barranco, esta ciudad es para los amantes de la comida. Para probar cocina tradicional sin giros de tuerca, El Bodegón de Miraflores es una joyita. Y para el postre, nada como los helados artesanales de Majísimo. Su gelato de pistacho y de lúcuma son peligrosamente irresistibles, ¡perfecto para quienes aman los helados!
Navegación de altura en el lago Titicaca
En el sureste del país, donde Perú y Bolivia se dan la mano, un lago épico sirve como puerta para viajar en el tiempo. El Titicaca a menudo presume su título de ser el lago navegable más alto del mundo. Para todos los que no contamos con dones de marinero, viajar a la ciudad de Puno para ver el lago nada tiene que ver con navegabilidad ni metros sobre el nivel del mar.
La magia del lago empieza con su postal. El azul intenso del agua, casi marino, contrasta con el amarillo que reina en el altiplano. A las apariencias se suma la magia de sus islas. Taquile, la más famosa en el lado peruano, es hogar de comunidades donde la ropa se teje a mano y los vegetales son orgánicos (porque siempre lo han sido). Mientras que en las islas de los uros, la gente vive en pueblos flotantes construidos con plantas del lago. Aunque usted, no lo crea.
Playa extraterrestre en Paracas
Con más de 2,000 kilómetros de litoral, a Perú no le podía faltar costa para presumir. Si bien las playas más famosas del país distan de ser paraísos tropicales, el encuentro del mar con el desierto resulta en paisajes únicos y parques naturales dignos de otro planeta. Aquí, el Pacífico peruano sorprende con dunas de arena, humedales discretos e islas llenas de vida.
En Paracas, una reserva marina ubicada a solo 260 kilómetros al sur de Lima, la costa seduce a los viajeros con cielos azules, aguas calmas y safaris marinos. ¡Una fantasía para quienes aman las playas! En aras de disfrutar el sol y probar ceviches con la pesca recién llegada del muelle, el icónico Hotel Paracas de Marriott es una apuesta segura. Con antojos de expedición, un viaje a las islas Ballestas ofrece encuentros cercanos con lobos marinos, bobos de patas azules y pingüinos.